Gracias abuela Juana!
Despedimos con profundo amor y gratitud a la hermana Juana de Dios Romero, una mujer de fe inquebrantable, corazón generoso y servicio incansable. Mamá de la apóstol Adita y del pastor Amador, fue también la primera discípula del apóstol y un verdadero pilar en los comienzos de CEMHEC, cuando todo era apenas un sueño sembrado con oración, sacrificio y fe.
Su entrega fue total. Con humildad y manos diligentes, preparaba el pan que luego el apóstol salía a vender para reunir los materiales de la primera iglesia en El Cholar. Llegó a vender su propia ropa a cambio de una bolsa de cemento. Ese pequeño gesto, lleno de amor y obediencia, fue el cimiento de algo mucho más grande. Su legado vive hoy en cada rincón de la congregación de CEMHEC.

Su vida fue una semilla sembrada en tierra fértil, y los frutos se siguen multiplicando. La recordamos con honra, con lágrimas, pero también con esperanza, sabiendo que ha sido recibida con gozo por nuestro Señor. Descansa en los brazos del Padre.