Camino de fe: la historia de la pastora Amalia
La historia de la pastora Amalia comienza a fines de 1999, en un momento marcado por la angustia, la depresión y el odio. Aunque había sido catequista toda su vida, reconoció que no conocía al Espíritu Santo ni a Jesús; sólo a Dios. En medio de esa crisis emocional y espiritual, le costó superar la vergüenza de asistir a una iglesia evangélica. Sin embargo, su encuentro con la pastora Ramonita en Chos Malal, ciudad ubicada al norte de la provincia de Neuquén, marcó el inicio de una transformación profunda.
A pesar de sus dudas iniciales, Amalia comenzó a experimentar un cambio significativo en su vida. Le resultó difícil perdonar y volver a creer, pero, según cuenta, cuando comprendió la visión y el propósito que Dios tenía para ella, empezó a vivir una vida completamente distinta. En sus primeros pasos, aún no conocía los libros de la Biblia, por lo que la pastora Ramonita la ayudaba a ubicarlos. Poco a poco, comenzó a compartir la palabra y a brindar aliento a otras personas, descubriendo en eso una nueva misión.
Amalia le relató a RDA Radio que, con tan solo dos años de conversión, recibió el llamado del Espíritu Santo para convertirse en líder. A partir de allí, su camino espiritual y su vocación pública comenzaron a entrelazarse. Durante ocho años fue diputada provincial y, con la autorización de la vicegobernadora, impulsó la creación de un espacio de oración en la Legislatura de Neuquén. Cada día, sin importar el credo, se elevaban plegarias en ese lugar, donde —según indicó— ocurrieron numerosos milagros. Además, se enviaban invitaciones mediante tarjetas y correos electrónicos a los diputados para participar en estos encuentros.
La pastora recuerda cómo algunos legisladores acudían a su oficina para hablar de sus problemas y allí recibían a Jesús en su corazón. Incluso antes de cada sesión, oraban para encomendar el desarrollo de los debates. En una ocasión, al faltar por enfermedad, su ausencia fue notoria por la tensión vivida entre los diputados. “No soy yo, sino lo que va envasado en cada uno”, respondió al ser consultada al respecto.
Actualmente, continúa con su ministerio en la ciudad de Neuquén. Aunque en sus comienzos mantenía un fuerte vínculo con sus 50 discípulas en Chos Malal, el ritmo de vida entre su trabajo legislativo y su compromiso espiritual le exigía un gran sacrificio. Fue entonces cuando el apóstol Adolfo González le advirtió: “Te vas a matar en la ruta, te quedas en Neuquén en el centro y de ahí no te movés”. Desde entonces, permanece en la capital, donde su comunidad sigue creciendo.
Amalia concluye su relato recordando con gratitud a su pastora, quien la acompañó con paciencia y amor desde el primer momento. Hoy, como líder, también comprende y guía a los discípulos que atraviesan sus propios procesos, porque reconoce en ellos el reflejo de su propio camino. La experiencia de Amalia muestra cómo su transformación personal dio paso a una vida de fe, liderazgo y servicio tanto en lo espiritual como en lo institucional.